Cuando Rachel sólo tenía dieciocho años, veía cómo Ricky se relacionaba con algunas de las mujeres más bellas del mundo en la lujosa Villa Azul. En un principio, le había parecido más humano que aquel sofisticado grupo de personas, pero al final acabó decepcionándola: no era mejor que los demás. No era más que un playboy, con el único propósito de seducir. En aquel momento, se había librado de sus artimañas, pero ahora, nueve años más tarde, Ricky dirigía una gran multinacional que amenazaba con controlar la empresa de Rachel. Ella ya no era la muchacha inocente de antes, pero ¿seguiría Ricky siendo un playboy consumado?
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