¿Pueden los fantasmas del pasado destruir el mañana?Cuando subió al avión, Keely no podía sospechar que su atractivo vecino de asiento, el diputado Dax Deveraux, llegaría a representar tanto para ella.Llevaba años sin saber de su marido, pero se negaba a aceptar que, a pesar del tiempo transcurrido sin tener noticias, Mark hubiera sido víctima de aquella horrible guerra. Sin embargo, su inevitable relación con el dinámico político le obligó a elegir entre sus principios... y su corazón.
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